Una última uña de sol se esconde en Las Vegas, la luz se apaga en el exterior pero a mi no me importa mucho, puesto que las luces del casino desperdigan claridad sobre las mesas en las que el bullicio se acrecenta con la llegada de la noche, los dados vuelan de mis manos y caen sobre la mesa con un ruido sordo, las caras quedan con el número que necesitaba, sonrío felizmente mientras cojo mis fichas, la recompensa deseada...
-¡¡Te pillé con las manos en la masa!!
Reconozco en seguida ese tono de voz, impetuoso, sobreprotector...una mano aferra mi muñeca dejándome marca, los dados que volvían a estar listos para su cometido resvalan entre mis dedos y yo los dejo caer con los ojos muy abiertos y cara de impotencia ¡¡maldición!! ¿cómo me pilla siempre? me obliga a girarme quedando ante sus ojos azules cuya visión interfiere un flequillo negro.
-¡¡Pero si voy ganando!! me quejo a sabiendas de que es inútil...
Y lo es, la presión en la muñeca se hace mas fuerte y las palabras de el chico salen rudas, roncas y...ante todo, se nota a lo lejos un gran, enorme, enfado.
**Demonios...se acabo la diversión...**
Me digo al mirarle a los ojos...unos ojos hermosos, pero llenos de furia, una furia dirigida hacia mi.
-Me lo prometiste Natsuki.
Susurra, entre abatido y confuso.
-Pero es difícil resistir...¿no crees Nathaniel?
Odio usar su nombre completo, me resulta impersonal...
Mi hermano suspira, con todo lo que hemos pasado juntos me resulta inconcedible separarme de él, o enfadarme con él, pero...pero no es lo mismo ya, no desde que empecé a jugar.
Las cartas, los dados, no saber nunca si vas a ganar o perder...ese subidón de adrenalina que produce ver a los dados girar sin saber si sus caras serán exactas para conseguir mi ansiado premio...pero a Nathan no le gusta eso, nunca le ha gustado, y jamás le gustará.
Tira de mi hacia la salida, pasamos ante una camarera bastante guapa...y veo mi escapatoria, mi solución, mi billete hacia el juego.
Utilizo mi don y la camarera se gira lanzando a mi hermano una mirada insinuante que él le devuelve soltándome la mano, silbo a sabiendas de que con él estará Yuuki, esperando fuera, y así es, la loba entra y se restriega contra mi pierna, mi mascota me sigue hacia la mesa de juego, usándo algo mas de mis poderes dejo que la dejen pasar...
Me siento, volviendo a mi vicio de los dados, llevo bastantes ganancias, veo a Nathan salir con la camarera...bueno, me da pena usar mi don en mi mellizo, pero se lo merece, por no dejarme jugar.
Acaricio a Yuuki y vuelvo a tirar los dados.