Tierra extraña

El lugar era extrañamente luminoso. Mirase dónde mirase veía luces. Carteles viejos, nuevos, intermitentes, de diversos colores, muy brillantes... eso me desconcertó y me mantenía de mal humor, pues no soportaba la luz. Ante tal ataque luminiscente decidí cubrir mi rostro con una capa gastada por el viaje. Así, de paso mantenía escondido mi rostro y mi armadura. El escudo rectangular y grande no pasaba desapercibido, y notaba las miradas clavadas en mi. Pero eso pasaba siempre, así que no lo presté mucha atención. Mi espada estaba atada en un cinturón a la altura de mi cintura, afilada y lista para cualquiera dispuesto a entorpecer mi camino.

Había llegado a la capital en busca de algún tipo de magia con el que dotar mis habilidades. Ese era el único fin de la estancia en una ciudad tan bulliciosa. Por esa razón, no pretendía quedarme mucho tiempo y habia comprado lo justo para pasar una semana en la ciudad.


OFF: modalidad Cronico

Estoy subida a un árbol con una pierna recolgante y la espalda apollada en el tronco, la música que emiten los cascos del ipod no me permite escuchar nada, con los ojos abiertos tarareo la canción que retumba en mis oídos, el cantante grita, y mi boca repite sus palabras en voz baja, miro hacia el suelo para entretenerme y, ya de paso, ver si Nathan se acerca para preguntarle por la comida, no tardará en ir a comprar y tiene que pasar por aqui, finalmente veo algo que atrapa mi atención, un hombre cubierto por una capa cruza cerca de mi árbol, le miro sin entender el por qué tapa su cara, frunzo el ceño y finalmente suspiro y lo dejo pasar, vuelvo a lo mío y con un movimiento del pulgar cambio de canción, sin embargo en ese momento veo a una chica, el pelo azulado le cae en tirabuzones hasta la cintura, parece buscar algo, me quito los cascos y apago el aparato, bajo de un salto y mis botas producen un ruido sordo al chocar con la acera, la gente se me queda mirando por como he caido en cunclillas sin notarlo siquiera, al fin y al cabo, no saben que bajo mi apariencia de chica débil esta alguien que lo ha pasado fatal, pienso en seguir al extraño hombre de antes, o en ayudar a la chica, incluso barajeo la opción de volver a casa, finalmente decido ayudar a la muchacha pues me aburro bastante y un poco de conversación no me vendrá mal...
Me acerco a ella sonriente y pregunto.

--¿Buscas algo?- me giro hacia el extraño hombre, preguntándome si no hubiera sido mejor seguirle, niego brevemente con la cabeza y susurro como para mi misma.-¿Por qué se ocultará tras una capa...?--

Mis sentidos me advierten de moviientos bruscos tras de mi y un ruido sordo confirma mi preocupación. Por suerte, sólo se trataba de dos chicas hablando. Desde que estoy en zonas habitadas me alerto con facilidad, pues aun recuerdo mi pasado como siervo y la caza del mal, y un exterminio no se olvida con facilidad. Me doy cuenta de que soy un poco paranóico y que debo dejar de preocuparme por todo, pero luego también pienso que gracias a eso he podido sobrevivir hasta ahora. Finalmente me digo a mi mismo que estoy mejor como estoy...

Preguntar a alguien sobre brujería sería un poco absurdo, así que mi intención es sumergirme en ese mar de luces, guiado por mi instinto, en busca de aguna tienda arcana o utensilios de brujeria.

Miro el cartel y en seguida reconozco el nombre y el lugar.

--¡¡Anda!! si, sé donde está esto, es el Gran Teatro, te acompañaré encantada ^^---La miro sonriente antes de añadir.---Pero esto no empieza hasta dentro de un rato, ¿qué te parece si antes descubrimos quién es ese hombre de allí?--

Le pregunto señalando al individuo de la capucha, no lo puedo evitar, la curiosidad es como un volcán en mi interior, bulle y bulle hasta estallar, y ahora se ha centrado en ese chico, así que...necesito descubrir quien es él.

--¡Oh, me olvidaba! ¿te apetece un poco?--

Le pregunto sacando de mi bolsillo una tableta de chocolate con avellanas que he comprado antes.