Esperando a ser llamado

Suspiro por cuarta vez ¿qué hago aqui? si yo no deseaba mas que quedarme en mi casa tranquilamente...
Me recuerdo a mi misma que no debería andar cotilleando por aqui y que usar así como así mi empatía no esta bien, con un suspiro me decido a irme y doy un paso hacia la salida buscando a tientas en el bolsillo los cascos del ipod, sin embargo veo algo que podría sacarme del aburrimiento, un muchacho rubio mira una flor, niego brevemente con la cabeza, debe aburrirse mas que yo...
Me quedo mirando la flor, y seguidamente a él, así repetidas veces hasta que pregunto.

--¿Tu también te aburres?--

Coloco un mechón de pelo indisciplinado tras la oreja en un movimiento acostumbrado y le sonrío, tratando de infundirle algo de confianza.

--Bueno, míralo así, si no hablara contigo nunca dejarías de ser un desconocido, asíque de ahora en adelante ya podré decir que te conozco, encantada, soy Natsuki, como bien has dicho una mestiza, entre feérica y elfa para mas información y...si, me aburro mucho, lo suficiente para haber venido aqui sin que me llamaran ¿y que haces pues tu por este lugar?--

Interrogo sonriendo encantadoramente con mis hermoso rasgos enmarcados por el pelo rubio platino.

--Bueno ¿qué tiene que ver que sea menor?--

Respondo sonriente mientras me siento a su lado.
El nombre de Infernus me deja un breve momento sin respiración, antes de respirar ondo y desear que no lo halla notado.

--Un humano ya sabía que eras, soldado no ¿ves? todos los días se aprende algo nuevo, yo ya sé que tu eres soldado, tu ya sabes que tengo catorce años, pues ambos aprendemos algo nuevo, la cosa esta bien ^^--

Saco de mi bolsillo un pedazo de chocolate y partiéndolo a la mitad le ofrezco una.

--El dulce alegra el día y tu no pareces muy feliz ¿quieres chocolate? ^^--

Comienzo a tararear una canción felizmente.

Niego con la cabeza.

--Hay te equivocas, yo SOY feliz, tengo un hermano, una mascota, una vida...oh, y un ipod ^^ ¿por qué no iba a ser feliz?--

Al preguntarme de nuevo asiento brevemente con la cabeza dando a entender que si le conozco, nunca pensé que ese simple gesto me costaría tanto esfuerzo, siento que la cabeza es de plomo, muerdo de nuevo el chocolate dejando que su dulce y empalagoso sabor llene mi boca y mengue el alto nivel de estrés antes de decir.

--¡Si, tenemos el mismo tono de piel!-coloco mi mano junto a la suya como para demostrarlo.--Igualito, ambos somos pálidos ^^--

Le sonrío y mi mano vuelve a mi regazo, mastico una avellana que se debió colar en la máquina del chocolate y la trago sonriente, deseando que se olvide del tema de Infernus pues no me apetece hablar de ello, pero a sabiendas de que ya puedo ir grabando a fuego en mi testaruda mente la palabra "imposible"
Saco un coletero de el bolsillo y dejando un momento el chocolate sobre la mesita me hago una coleta que permite al cabello rubio platino caer por mi hombro derecho, cogiendo de nuevo mi pequeño manjar sonrío, mucho mas cómoda ahora.

--Quizá pooorqueeee...no eres suficientemente positivo, si, debe ser eso.--

Opino con una sonrisita y acariciando la larga cascada de pelo platino, la mano se mueve acompasada, sin darme cuenta la detengo y la llevo a la pequeña cicatriz que se oculta bajo la camiseta, acaricio esta a sabiendas de que no es mas que una rosada linea, esta conversación reaviva recuerdos anteriores.

--Aqui donde me ves, tan pequeña y con aspecto de hiperactiva, he pasado por muchas cosas, en su gran mayoría desagradables, la vida no me ha sonreido nunca, al principio eso me dolía ¿qué había hecho yo para merecer ese castigo? pero sabes qué pienso ahora? ¡si la suerte no me sonríe que le den! viviré así, pues, pero eso no va a impedirme ser feliz, pues poco mas me puede pasar, además, aunque así fuera, debo afrontar esos golpes, no puedo hacer mas que eso, mi hermano suele decir: "Todo ocurre para bien." si te soy sincera yo lo pongo en duda, pero él esta logrando rehacer su vida ¿por qué no voy a hacerlo yo también?--

Tras estas palabras guardo un momento de silencio, rememorando la sonrisa de mi madre y su manera de decirnos: "sois dos, totalmente distintos, pero dos al fin y al cabo, mi pequeño y valiente Nathan cuidarás a tu hermana, lo sé, al igual que tu, mi pequeña y movida Natsu, cuidarás de él."
Sonrío al recordar esto, la enfermedad por aquel entonces estaba ya robando la vida de mi madre, sus segundos, sus movimientos, pero ella sonreía, como si todo le fuera perfectamente ¿por qué yo no debería hacer lo mismo?

--¿Y por qué no vas a hacerlo tu?--

Le pregunto sonriente.