El mas anciano de los árboles [LIBRE]

El mapa que encontré me trajo hasta este oscuro bosque, mas antiguo que mi propia raza, los eldar. En mi vida habia visitado muchos bosques, incluso me habia comunicado con los seres que allí habitaban, pero este era distinto, los árboles casi parecían odiarme y las criaturas del bosque me miraban recelosas y antentas a cualquier movimiento en falso que cometiera.


Sin embargo debia continuar, solo el más anciano de los árboles tenia que tener la respuesta a la pregunta que me hizo viajar hasta aquí: ¿Quien asesinó a toda mi familia?. Un pequeño sendero se dibujaba entre las hojas y las plantas bajas ante mi, tal y como indicaba el mapa. Me dispuse a seguirlo lentamente pues las ramas que rozaban el suelo se iban apartando lentamente.


Detrás de mi el sendero desaparecia, parecia no haber vuelta atrás, no haber salida de este bosque. Solo me quedaba continuar. La luz del sol apenas se vislumbraba entre algunas de las mas altas copas de los árboles haciendo que el suelo estuviese practicamente a oscuras. El olor a tierra mojada y la sensación de humedad me hicieron recordar los tiempos felices que pasaba con los de mi clan de pequeño, jugando en los bosques. Pero también se podía distinguir un edor a sangre que provenía del corazón del bosque.


Desenvainé mi espada lentamente y con todos los sentidos puestos en el sendero continué hasta una explanada donde ya no entraba nada de luz del exterior. Usé una de las piedras que tenía incrustadas en la espada para que esta brillase un poco a modo de linterna o antorcha. En el mismo centro de la explanada un grupo de rocas se disponía como si estuvieran acurrucadas.


Me senté en la mas alta siempre alerta por lo que pueda pasar y me dispuse a consultar de nuevo el mapa.

"Maldita sea" refunfuñé para mis adentros. Lo que me faltaba. Perderme en aquel bosque lleno de árboles milenarios, e increíblemente altos, y para colmo, estaba bastante herido.

Me senté apoyándome en uno de los troncos, intentando descansar. Me vendé la profunda herida que me había hecho en el brazo derecho, e intenté no pensar en la sangre que me caía desde la frente.

Suspiré. ¿Hasta cuándo iba a estar allí? Ni siquiera había nadie. ¿Los seres que pudieran habitar aquel bosque? De poco me servirían. De hecho, esperaba que no me atacaran, pues en ese momento no estaba yo para pelear.

"Necesito una cerveza bien fría"

Después de un rato sentado, escuché algo inusual en aquel lugar; eran pisadas, y no provenían de animales.

Podía pasar cualquier cosa, tanto buena como mala. Con mi brazo izquierdo (pues el derecho lo tenía herido) agarré mi látigo disimuladamente, preparado por si tenía que atacar.

-¡¿Quién anda ahí?! -grité con voz ronca.

Nada mas sentarme escuché una voz masculina proveniente de uno de los lados de la explanada, parecía igual de preocupado que yo por deambular en este bosque.


-Solo soy un visitante en busca de algo. -Le contesté todo lo pacificamente posible. Lo último que quiero es tener que pelear ahora.


Me levanté de la piedra, envaine mi espada y enseñé mis manos en gesto pacífico. -Muéstrate, seas quien seas. No busco pelea ni confrontaciones, este bosque ya es lo bastante peligroso por sus criaturas y árboles como para tener un enemigo mas.


Me acerqué lentamente hacia la parte de donde provenía la voz pero sin bajar la guardia. Podía desenvainar la espada en cuestión de segundos. El olor a sangre se acentuaba en cada paso que me acercaba hacia aquella persona.

Lo que dijo quienquiera que fuera me calmó, pues por lo visto no buscaba confrontaciones. Noté sinceridad en su voz, por lo que guardé mi arma y me levanté lentamente, acercándome a él.

El ser que tenía ante mí vestía con un gran traje que lo tapaba entero, y un casco que no dejaba ver su rostro. Lo único que pensé que podría ser era un eldar, pues usualmente llevaban siempre armaduras para taparse.

-Soy Orpheus. -no se me ocurría nada más para decir.

Me dio un pinchazo en el brazo y puse una pequeña mueca de dolor. Por lo visto, la herida estaba empeorando. Necesitaba salir rapidamente de allí si pretendía curarme.

-Esto... ¿sabes dónde puedo encontrar la salida? No tengo demasiado tiempo... -vaya manera de hablarle a alguien que acababa de conocer. Así me iba siempre.

Repasé con sumo cuidado por donde había venido. Árboles, árboles y...¿sabéis qué? ¡Más árboles!

Resoplé y me puse en jarras, cansada de dar tantas vueltas.

-¡Es la última vez que sigo las indicaciones de una ardilla!- hice un pequeño mohín con los labios. Estaba frustrada. Mi sentido de la orientación iba de mal en peor por lo visto, porque llevaba tres días perdida en aquél lugar.

Fue entonces cuando escuché dos voces. Y divisé un destello plateado entre la espesura.

-¿Azhian?- murmuré, aliviada, contenta, frustrada...¡Todo a la vez! Así que eché a correr hacia la procedencia de las voces. Estaba tan contenta, tan...Estupidizada. Apollardamiento que lo llamaría Dellios. Pero creo que mi desilusión quedó patente en mi cara cuando me topé con dos hombres a los que no conocía de nada. Suspiré disgustada, puesto que había salido a toda prisa de la espesura para toparme con ellos. Los debí sorprender, porque se me quedaron mirando interrogantes.

Olisqueé el aire y me agaché delante del humano, mientras dedicaba una preocupada -y avergonzada- sonrisa a modo de disculpa ante aquél otro al que no sabía discernir su raza.

-¿Eres ...un eldar?- pregunté, mientras miraba primero al humano, luego a su acompañante.

-Y tu, humano...estas...herido- musité, mordiéndome el labio -Huele a sangre a kilómetros. ¿Quizás te iria bien que te prestara una cataplasma curativa?- pregunté, con preocupación.

Incorporándome despues para presentarme como era debido.

-Perdón por la irrupción. Me llamo Katherine. Siento si os he asustado, no era mi intención, desde luego.

Ahora havia salido hacia el bosque ya que se me havia acabado la comida y tenia que conseguir algo para comer.

Havíendo invocado a un lobo de pelaje negro consegui ver a un ciervo aún estaba bastante lejos cuando empezé a notar un olor a sangre en el aire. Ordené al lobo que siguiera el olor y yo lo seguí por el aire usando las alas de dragón.

Despues de seguir al lobo durante un rato oí una voz que me resultaba familiar. Rompí la invocación haciendo que el lobo desapareciera y, después de aterrizar, guardé mis alas recuperando mi forma humana.

Allí ví a Kath y a dos hombres que no conocía.

Salí de detras de un arbol y salude a Kath. Luego levante las manos para que vieran que solo llebaba mi bastón y me acerque a ellos manteniendo una distancia prudencial.

En cuestión de segundos había aparecido como de la nada una criatura de entre los árboles. Parecía desilusionada al principio, pero luego se acercó al humano que estaba herido y se puso a analizarlo con detalle.


-Si, soy un eldar.-Dije a la elfa casi sin poder terminar la frase pues habló con el humano. Luego se presentó -Mi nombre es Narat. -Me presenté.


Era una oportunidad que nunca antes se me había presentado para conocer a alguno de mis antepasados los elfos. Me parecía de lo mas curiosa.

Poco mas tarde se presentó una criatura que salía de entre los árboles. En principio parecía inofensivo, al menos así es como entró en la explanada. Además parecía conocer a la elfa.


La situación era un poco extraña pero así podré aprovechar para sacarle alguna información, al fin y al cabo creo que no soy el único que se ha perdido en este antiguo bosque.

Acabava de dejar a neith para encontrar el maldito enigma que nec esitaba resolver para obtener uno de los materiales mas caros de la zona....
habia pasado por el bar para recoger informacion, i con la coña del pica pared perdi un par de horas de busqueda.

-TSK,tendre que hacelerar ritmo...-empece a saltar de arbol en arbol arrancando un cachito de corteza i una hoja de los mas altos i frondosos, para comprovar con experimentos rapidos su vida.

Segui adelante concentrado, asta que acelerando me percate du unas voces, un tanto tarde porque salte del arbol en el que estaba i se acabaron debido a un descampado sin arboles, lo que condujo a una orrenda caida que izo que se me calleran las cortezas hojas e incluso la pluma se fue a clavar al suelo.

Me removi en el suelo intentando apaciguar el dolor de mi nariz.

En cuestión de segundos aparecieron dos personas más.

La primera era una elfa de cabello corto y ojos verdes, la cual parecía algo frustrada. Me ofreció un cataplasma curativo para mis heridas, pues eran bastante obvias.

No me gustaba aprovecharme de los demás, pero si pretendía salir con vida de aquel bosque, lo necesitaría. Ni siquiera tenía alimentos para darme fuerzas.

-Eh... -no estaba acostumbrado a aceptar cosas de la gente, así que no sabía cómo expresarme.- Sería de gran ayuda. ¿Cómo te lo puedo agradecer? No tengo mucho dinero ahora mismo... -ni nunca. Siempre iba escaso de pasta.

Luego apareció el segundo personaje. Tenía apariencia humana, pero no sabía si de verdad lo era. Parecía conocer a Katherine. Eso me recordó que no me había presentado todavía después de que llegase aquella chica.

-Ah, sí. Yo soy Orpheus. -realmente me sentí idiota. No venía al caso aquella frase.

Después de que Narat también se presentara, oí un estruendo no muy lejos de allí. Sonó como si algo hubiera caído.

Me sentía algo mareado, así que me volví a sentar y me apoyé de nuevo en el tronco del árbol. Suspiré sonoramente mientras intentaba olvidarme del dolor de las heridas, especialmente la del brazo.

-Oh, ya se te ocurrirá alguna manera de agradecermelo, te lo aseguro, Orpheus- le tendí lo ofrecido y le sonreí. La presencia de mi ya a quien consideraba amigo, Kaymi, me tranquilizó y borró la decepción de mi cara. Lo saludé entusiasta, y me puse en jarras delante de él, como si estuviera a punto de echarle la bronca.

-Preséntate, hombre, no seas vergonzoso. O pensarán que eres un enemigo. Y por cierto...¡Vaya! ¡Nunca había visto a un eldar! ¡Bueno, sí en los libros, pero nunca he conocido a ninguno! ¿Como...?

Entonces, aquél estruendoso sonido interrumpió mi diatriba -cosa que creo que se agradeció entre los presentes-

Pero aquél sonido no me gustó en absoluto. Sonó demasiado pesado como para ser causado por un animal, y tan contundente como un ser de, mínimo, envergadura humana.

Saqué entonces a Stennka de mi espalda y la desarticulé. Y sin meditarlo ni un segundo más, me dirigí a la fuente del sonido. Imprudéncia de la cual por suerte no tuve que arrepentirme.

-¿Inucham? ¿Ese estruendo has sido tu?- le pregunté, con una sofocada risita debido al alivio de ver que no se trataba de un enemigo. Le tendí la mano para ayudarlo a levantarse.

Después de que Kath se fuera al lugar dónde se había oído el estruendo me presentre al hombre y al eldar.

- Podéis llamarme Kaymi - les dije en un tono amistoso - Voy a ver que ha ocurrido allí - dije señalando dónde había ído Katherine.

Al llegar me encontré con que Kath estaba ayudando a levantarse a Inucham, que estaba tendido en el suelo.

- Hola Inucham - Le salué

Al ver que no había ningún peligro y que Inucham parecía estar bien volví con los demás. El humano tenía unas heridas bastante feas así que me mantuve atento a lo que tenía a mi alrededor ya que quién o que le había causado las heridas podía andar cerca.

-Auuuu.-no me podia creer la mala suerte que tenia, primero me distraigo i ahora me habia echo daño, por no olvidar que se me fueron todas las hojas de la mano...

Al alzarme vi a kath detras de mi, ofreciendome su mano-Tranquila, puedo yo solo...por cierto sera mi vista pero pareces cambiada..i mira que no hace musho que te vi...Hombre de que me suena este semidragon!?-dige riendome-como estas kaymi-dige dandole una mano despues de darle tres besos a kath,i cogiendolo por el hombro-como esque estas aqui? yo que pensaba que con el asunto de los gnolls la gente ya no venia tan amenudo por aqui...-i empezamos a andar hacia lo que parecian otras figuras humanas en el descampado.

A lo lejos vi como caía un cuerpo envuelto en una larga túnica, hizo un gran estruendo al toparse con el suelo. Katherine y Kaymi fueron hacia allí y lo ayudaron a levantarse, parecía conocerlos a los dos el nuevo individuo.


Mientras se aproximaban hacia aquí y cuando se encontraban a medio camino, entre los dos grupos que ahora se habían echo empezó a temblar la tierra y una grieta enorme se abrió.


El temblor hizo que todos perdiésemos el equilibrio y nos hayásemos en el suelo. Las rocas del centro cayerón al vacío que cada vez se hacía mayor.


De repente, del agujero comenzaron a salir unas raices como si se estuviesen agarrando. Se hundieron en la tierra alrededor de la gran grieta y del mismo centro del agujero un grito aterrador y muy prolongado surgió. Mientras comenzaban a aparecer las hojas que formarían parte del gigantesco árbol que apareció. Debía medir al menos un kilómetro de largo y mas de 200 metros de diámetro. La explanada se hacía cada vez mas pequeña.


En el tronco del árbol se podía distinguir una especie de cara medio humana, tenía los ojos abiertos y rojos y la boca tan grande que de un solo bocado sería capaz de tragarnos a todos.


Se podía apreciar como la corteza del tronco era tan dura que ni la mas afilada de las espadas podría jamás ni arañarlo. Las hojas del color del fuego que ahora cubrían la explanada hacía que el ambiente se viese rojizo y cálido.


Cuando porfín parecía que se había situado bien miró a un lado y después al otro como analizando la situación. Mas tarde una de las enormes ramas comenzó a bajar con mucha rapidez hacía donde Orpheus y yo nos situábamos. Le dí un empujón pues sabía que al estar malherido no podría salvarse y después salté yo al lado contrario.


La rama golpeó el suelo con tal fuerza que nos hizo levantarnos unos 30 centímetros del suelo. Los gritos atronadores seguían surgiendo del interior del árbol mientras de nuevo bajaba una de sus ramas a una velocidad increíblemente rápida, pero esta vez se dirigía al otro grupo.