Zona hallada (libre)

Notó cómo Lycaon se dejaba vencer, por lo que dejó de recorrer su cuello con sus labios para mirarle a la cara:

-Vaya, si no quieres me paro, ¿eh? -dijo en un tono burlón, para luego cambiar su cara a un gesto totalmente serio.

Y sin más se apartó de encima suya, se levantó y se quedó de brazos cruzados dándole la espalda, mirando hacia la enorme luna que les acompañaba.

Aquél había sido el peor corte que me habían hecho en la vida, y realmente sentí ganas de sujetarla con todas mis fuerzas y prohibirle que se levantara, pero su semblante serio me preocupó.

Ella se levantó y se dio la vuelta, para mirar a la Luna. ¿Estaría dándome un tiempo para rehacerme? ¿Sería solo cosa de que no quería que me diera por vencido tan rápidamente?

Me incorporé también y fui hacia ella, sin ser demasiado brusco. Entonces la abracé por la cintura desde detrás y puse la cabeza sobre su hombro derecho.

-En ningún momento he dicho que no quiera. -dije con tono tranquilo.

Realmente, y no sabía muy bien por qué, me preocupaba que le hubiera molestado de algún modo mi reacción, pero esque ese era mi punto débil, no podía evitarlo.

Esperó pacientemente a que se levantase para acercarse a ella, y cuando la agarró por detrás, ella se volvió hacia él con una amplia sonrisa:

-jajajaja qué cariñoso te has vuelto, ¿no?

Le acarició la cara, recorriendo su mejilla muy delicadamente. Su expresión denotaba preocupación ¿De verdad se lo había tragado? Ella solo le había gastado una pequeña broma para ver si demostraba más interés por ella. Pero no se lo esperaba de esa forma.

Ahí me había dado. ¿Me habría vuelto demasiado blando?
Las preguntas volvían a sembrar mi cabeza, pero no pude evitar preguntarme el motivo de su repentino semblante serio, y casi habría jurado que en realidad estaba jugando conmigo (¡qué raro!).

El caso es que Aydana parecía perpleja, así que realmente no se esperaba que yo me preocupara por ella, pero aún así la solté y me di media vuelta.

-Lo siento, no pretendía pasarme de cariñoso, pero esque pensé que algo te había molestado. -reí nerviosamente- No me hagas ni caso, tengo muchas tonterías en la cabeza...

Aunque en el fondo me sentí aliviado de que no estuviera molesta conmigo.

Su suave caricia no había funcionado demasiado bien, ahora parecía incómodo, y lo que Aydana pretendía era que no tuviese nada más en su mente esa noche más que a ella.
Hizo caminar sus dedos desde el hombro hasta el lóbulo de la oreja, donde le dio un pequeño toquecito, y se puso en frente suyo. Puso uno de sus brazos en jarra, haciendo destacar todas sus curvas:

-¿Por qué me iba a molestar? No deberías pensar tanto -dijo, poniendo los ojos en blanco- A ver, ¿qué está pasando por esa cabecita tuya?

Puso su cara más cerca de la suya. Aunque a Aydana le parecía que la situación se estaba enfriando, podía insistir un poquito más.

En ese momento en el que me preguntó en lo que estaba pensando, caí en la cuenta de que estaba haciendo una soberana estupidez. Con lo bien que iba hasta ahora, no iba a permitir que una tontería lo estropeara.

Así pues, con su cara tan cerca, y una vez más inundado por el dulce efluvio que emanaba de su piel, la miré, acercándome yo también a ella, y le dije:
-Lo que pasa por "esta cabecita mía", Aydana, nos involucra a nosotros y a una enorme cama en una habitación solitaria, así que no estoy seguro de que te haga mucha gracia si solo estabas bromeando -dije, entrecerrando los ojos mientras sonreía.

Nada de formalidades, si ella quería ir al grano, yo no iba a ser menos.

El joven se puso repentinamente serio, o eso le pareció a Aydana cuando vió la forma en que le miraba:

-Uuuuuuuuhh qué miedo me das, Ly-caon -dijo, tapándose la boca con la mano. Caminó alrededor suyo entre risas mientras hablaba:

-¿Y eres mago? Porque si piensas hacer aparecer por aquí una cama enorme y cuatro paredes me encantaría verlo.

Luego le agarró por la pechera y tiró de él, para volver a estar peligrosamente cerca, hablando en un susurro apenas perceptible entre la silenciosa noche:

-¿O estás pensando en ir a otro sitio que yo tampoco conozca?

Cuán interesante, resultó que la diablesa no se había enfriado lo más mínimo, y además mi comentario no le había sentado mal.
Entonces pensé que quizá debía dejar de creer que cualquier atrevimiento por mi parte sería tomado como una ofensa.
Aunque tomara yo una posición más confiada, lo cierto es que aquella mujer no dejé en ningún momento de ponerme de los nervios, y de no ser una falta de respeto para la pureza de aquellos prados, Dios sabe qué le hubiera hecho allí mismo.

-Depende de cuánto conozcas el motel Heart~

Lycaon le había propuesto nada más y nada menos que ir a un motel. En ese momento pensó que ya le había dejado demasiado tiempo tranquilo por lo que besó sus tiernos labios en busca de su aliento, para después hablarle rozando los suyos contra los de él:

-Ahhh si, el famoso motel Heart -dijo en un suspiro-. He oído hablar de él a esos descerebrados pervertidos que van por la calle, buscando niñas inocentes. Espero que si vamos a un sitio como ése estés a la talla de la situación, y también escojas una habitación apropiada para mi.

Con una media sonrisa siguió hablando:

-Porque si no, tendremos un pequeño problema y tendrás que acabar con el cuerpo manchado de verde, o de otras cosas.

Esta vez fue ella quién me besó, y por un momento sentí que se llevaba la fuerza de mi cuerpo en aquél beso, ya que me sentí derretirme en sus labios durante unos segundos que deseé que fueran años.

Al separarse y hablarme, su aliento cálido acariciaba mi piel húmeda por su boca y me hacía desear más.

-(Vaya vaya, así que al final ha accedido~) -pensé, como si hubiese estado todo el tiempo deseando que lo hiciera. Espera, realmente lo estaba deseando.

-¿Cómo puedes siquiera pensar en ello? -dije, frente a la idea de alquilar una habitación cualquiera- Una belleza como tú se merece la mejor de las estancias, y te la conseguiré como mi nombre es Lycaon. -sentencié, en tono firme.

-Perfecto, perfecto...

Aydana se quedó perpleja ante lo seguro que estaba el chico.

-Entonces iremos, porque, aunque muchos se piensen lo contrario, a los demonios normalmente no nos gusta dormir sobre piedras llameantes ni páramos desiertos, ¿Sabes?

Agarró e Lycaon por la cintura y extendió las alas, preparándose para alzar el vuelo:

-Espero que no te importe que sea así, no vayamos a perder el tiempo innecesariamente. -dijo, guiñándole un ojo.


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