Antes de todo... [[Libre]]

El contacto de sus albios sobre sus manos hizo dar un vuelco al corazon de Ilyria, el cual comenzo a latir rápido, la chica respiro hondomientras observaba cada movimiento que Dellios realizaba, sonrio levemente mirandolo a los ojos mientras al fin, su conciencia parecia haberse callado... os eguramente estaba tan embobada con auqel hombre como lo estaba ella en realidad.
noto como la mirada de Dellios la analizaba, y trato de corregir su postura, mientras que miraba su rostro, de pronto, Ilyria noto que su vestimenta no era del todo buena, la idea de que fuera un vagabundo paso por su cabeza, pero la rechazo enseguida, la conciencia se habia callado no permitira que ahora ideas estúpidas se apoderaran de su mente.

- Muy habil-sonrio ante la relación entre su nombre y tatuaje - pues... de cierta forma si, y a la vez no- Ilyria miro sus manos y subio por su ante brazo cubierto por el guante, suspiro levemente " recuerdos" pensó mientras volvia a elevar la vista encontradose con los ojos de Dellios, -El nombre fue primero, el tatuaje despues- finalizo mientras miraba a su acompañante, siguio la mirada de Dellios y casi por arte de magia adivino sus pensamientos, medio segundo se demoró en discutir con sigo misma, pero luego acallo su primer impulso, par aluegopasar a otro tema, queri volver a ser la que había sido cuando entro a la taberna, y no la que había sido cuando tenía 15 ante un hombre que le gustaba. suspiro.

-Dellios...¿Verdad?-no estaba segura, mentía, estaba segura de que ese era su nombre, sonrio divertida mientras lo miraba -¿que haces en un lugar como este?- volvio a sonreir, devolviendole la pregunta que Dellios había formulado al principio, no estaba segura porque, pero ahora estaba en un poco más de confianza, al acabar la pregutna, su mirada se poso en Katherine que corria hacia algun lugar, miro extrañada, par aluego mirar la expresion de Dellios

La observé recolocar su postura cuando dejé libre su mano, lo que me incitó a cambiar yo la mía, y al hacerlo, mi campo de visión se elevó lo suficiente como para divisarla mejor. Y cabe añadir que no me incorporé del todo.

Entonces me percaté, que aunque seguía utilizando el tono de antes, algo había cambiado. Entorné los ojos, ocultando en parte mi mirada entre flecos de cabello, y contemplé sus ojos. Un brillo que antes no había percibido afloraba ahora en ellos, iluminando sus rasgos. Y sonreí, quizás no los había visto antes porque hasta ahora no me había mirado bien, porqué aquellos ojos seguros no me recordaban a nadie, y hacía mucho, mucho tiempo que no me pasaba.

-Vaya-asentí ante el razonamiento del origen de su tatuaje- Debe ser interesante tener un motivo-comenté sonriente, mientras torcía el cuerpo de nuevo hacía la mesa y contemplaba el pico del animal, para ir bajando de nuevo la mirada por el contorno de su espalda y llegaba al final de su ropaje, allí donde me pareció advertir algo como una pluma- La mayoría de los motivos que he oído estaban vinculados a clanes, bandas o simples borracheras terminadas en malos sitios-hombre, me incorporé con disimulo, para que no se notase mucho que le miraba de nuevo el tatuaje. Me parecía muy bonito un motivo así, yo también estuve tentado a hacerme uno, pero no encontré suficientes palabras o imágenes para tantos recuerdos- Y respecto a que hago aquí-continué con una amplia y picara sonrisa para cambiar de tema, pues notaba que volvía a entristecerme, y no era el momento- Me han arrastrado-bromée, pues era evidente que con mi tamaño, eso era un poco difícil. Pero noté que Phoenix había desviado la mirada hacía al lado, y yo, porqué no, hice lo mismo pero no vi nada. Y por eso fruncí el ceño. Entonces supuse que habría ido en busca de aventuras, y salude amistosamente al muchacho que había estado con ella hasta ese momento.

Katherine había pasado de largo, volvio sumirada hacia donde el chico estaba, y sin entender mucho lo que ocurria volvio a centrarse en Dellios, comenzo a pasear sus dedos por la botella de cerveza, cuando llego el cantinero a tomarla de donde estaba, Ilyria suspiro.

-Pues... si... el motivo ayuda a seguir... me bautizaron así hace algun tiempo... - Phoenix bajo la mirada y sonrio mientras acariciaba su antebrazo -circunstancias de mi vida me dieron ese nombre...- Phoenix sonrio mirando los profundo ojos de Dellios, y al hacerlo se sintio perdida dentro de su mirar, los segundos se alargaron y estiro su mano para tocar la de Dellios pero se detuvo a mitad de camino sin quitar la vista de sus ojos, hasta qeu sintio como sus mejillas volvian a enrojecerse, suspiro.

-¿Puedo hacerte una pregunta de indole... mas bien personal?-al fin, despues de un tiempo, por fin pudo sacar algunas palabras de su temblorosa boca, calmando el corazón que latia a mil por hora.

Le devolví el saludo a Dellios y me levante y fui hacia los baños a mirar como se encontraba Khaterine, pero no puede evitar fijarme en que parecía que aquellos dos estaban en una conversacion bastante intima así que preferí no decir que había pasado. Llegue hasta la puerta de los baños esquivando a la multitud y saltando por encima de algún borracho que había quedado inconsciente por el alcohol.

-Khaterine te encuentras bien si necesitas algo estoy aquí fuera. Esperare a que salgas tu sin prisas que no son buenas.

Me apoye en la pared de tal manera que si alguien entraba salia o decían algo yo pudiera escucharlo y verlo sin mucha dificultad. Estaba preocupado por Khaterine, esperaba que se encontrara mejor y que pudiera ayudarla de alguna manera, no me gustaba ver a la gente así la verdad.

"No, ¡no estoy bien!" grité a mi embotada mente, sin mascullar tan iracundas palabras. Presa de un ataque de nervios, me arañé los brazos hasta que, sin querer, me hice sangre. Me asustó aquél líquido rojo que tan poco solía ver salir de mi piel. Gozaba hasta un punto obsceno y retorcido de la sangre, pero la mía era harina de otro costal. No me gustaba.

De la impresión, paré de llorar de golpe. Me levanté, lavé mi rostro tan bien como pude y salí del baño, viendo, con alegría cómo Rextrom me había esperado. Era agradable ver que alguien te esperaba, al fin y al cabo.

"Lo siento" pensé, pero las palabras se negaron a salir de mis labios. Señalé de nuevo la mesa a mi compañero, y me senté en mi anterior emplazamiento, con la cara de nuevo arrebolada. No podía ser aquello que me temía. Así que preferí distraerme.

-¿Cómo un muchacho tan jovencito como tu ha acabado en un antro como este? Tus padres estarán preocupados por ti- bromeé, devolviendo la cerveza al camarero y cambiándola hábilmente por un vaso de leche fría -Los bares son, como poco, el peor lugar del mundo después de un nido de dragón lleno de heces.

Mis padres preocupados por mi, la verdad no lo savia llevaba demasiado sin verles, claro esta siempre que habláramos de mis padres adoptivos, porque si hablamos de los biológicos de mi padre solo savia que tenia forma de dragón y mi madre murió en el parto, me hizo bastante gracia ese comentario del nido del dragón, yo realmente lo prefería al revés, seria por lo que soy lo mas seguro.

-Pues la verdad, he acabado aquí huyendo de unas personas y no se si mis padres estarán preocupados por mi, ara 15 años que no se nada de mis padres adoptivos en cuanto a los biológicos mi madre falleció en el parto y mi padre pues realmente ni idea de donde esta. Por no saber no se ni su nombre.

Sonreí de una manera despreocupada para quitarle algo de importancia a este asunto, la mire de arriba a abajo parecía que fuera muy joven pero me hacia dudarlo de la manera que hablo, me percate también de las heridas de los brazos, le cogí la mano y le dije en un tono afable.

-Tendríamos que limpiarte esas heridas, no crees, podrías atraer a algún que otro vampiro, y ya me contaras si quieres algo mas de ti Khaterine, por cierto respecto a tu comentario anterior aveces preferiría estar en un nido de dragón antes que en un bar.

Escuché sus palabras atentamente, o más bien, me limité a oírlas mientras contemplaba el abrir y cerrar de sus labios. Enrojecidos por el calor del bar, jugando a captar mi atención. Y diablos, lo conseguían gratamente, todo hay que decirlo. Entre ellos y sus ojos, iba de un lado a otro, como un crío encantado con su pelota nueva.

Entonces comprendí lo que sus palabras decían, y a la vez, intentaban ocultar. Podría haberlo dicho de mil formas, que se lo habían puesto, que lo había elegido, que era fruto de una divertida historia...Pero utilizó otras palabras. Bautizar, que yo sepa, significar dar nombre a algo que antes no lo tenía, y si la bautizaron, debió de deja algo tras de sí. Y no de buenas...

Mientras cavilaba, fija mi mirada sobre la mesa, contemplé como su mano había estado avanzando, y fuera por la casualidad, había detenido su avance al mirarla yo. Eso me hizo palpitar el pecho, preso de una repentina ternura por ella, sintiéndome enrojecer ante su inmediata pregunta.

-Esta bien-musité, volviendo a mis andadas de miradas insinuantes y sonrisas burlonas, aunque eso si, no pude borrar el sonrojo- Aunque espero, si quieres, poder reservarme el poder hacerte una yo luego.

-Desde luego- aparté con cuidado la mano que me sostenía con cierta molestia. No me gustaba que me tocaran, y menos estando en aquél horrible estado de nervios. Le miré, tiernamente, puesto que me había entristecido su relato -Es una verdadera lástima. Apuesto que te echan mucho de menos- miré mis arañazos y me apresuré a taparlos con mis propias manos, avergonzada. Noté como la sangre se agolpaba en las mejillas, molesta por el hecho que me había agredido a mi misma en mi inconsciencia.

-Poco hay que contar sobre mi persona. Soy una simple exploradora, que gusta de una buena compañía en los mugrientos bares, que huye de su familia y disfruta de un buen vaso de leche- levanté mi vaso y le sonreí -No te preocupes por mis heridas. Es el estrés por el embarazo- bromeé, riendo con una carcajada seca y retumbante -Por ahora, me conformo con descansar, y espero que no tengas mas problemas con tus perseguidores en mucho tiempo- mi mueca se torció, socarronamente -Sería una verdadera lástima

Note que no queria que la tocara almenos en ese momento, lo hacepte sin rechistar ya que no queria incomodarla. Me sorprendi muchisimo cuando dijo lo del embarazo, no savia si me decia la verdad o no, no pude evitar quedarme con cara de asombro tras unos instantes consegui reacionar.

-Enserio estas embarazada o me estas tomando el pelo. No se que pensar la verdad...

Me anime al escuchar aquello no solian darme anismos con aquel tema, aunque tampoco es que ablara mucho de el sinceraente.

-Muchas gracias por tus animos, espero que consigas relaate si puedo hacer algo lo hare, que te parece una jarrita de leche con miel, a mi me funcina para relajarme y dormir bien.

Ilyria sonrio ante la respuesta de Dellios, mientras que un mechon de cabello caia por su rostro, miro hacia abajo para luego elevar su rostro hacia los ojos de Dellios.
-claro que puedes preguntar- respondio ante las palabras de Dellios -Es lo más justo, yo pregunto, tu me preguntas-sonrio respondiendole alegremente, la tension de sus musculos disminuia, pero tan pronto como volvía a perderse en la mirada de Dellios, se ponía tensa, no sabía a ciencia cierta porque.... o tal vez si, pero se lo negaba.

De pronto el cantinero volvio a su lado y la miro, Ilyria aprto la mirada de Dellios y se fijo en el cantinero, dudó por unos minutos mirnaod a su alrededor par aluego adivinando la preugnta del cantinero, responder

-Solo... un vaso de agua... gracias- el cantinero miro a Dellios esperando una respuesta, asumiendo que, al igual que la chica, el sabria para que rayos estaba allí. sin importar ello Ilyria volvio la mirada hacia Dellios, mientras se preguntaba en que rayos se había metido, suspiro, pensando en como le preguntaria aquello que ahora era una preocupación, por alguna extraña razon.

cuando volvio a sentir los ojos de Dellios sobre los suyos, sonrio tomo aire y sonrio apra luego hablar. -Pues... de todas maneras, si no puedes, o no quieres responderme, no hay problema, osea, digo, apenas me conoces no tienes ninguna obligación de contestarme, es tan solo curiosidad de saber un poco más de ti, me intrigas y solo... es que no sé...es extraño.... y como te digo es solo para saber, si tu quieres me contestas...- Depronto el sielncio volvio a apoderarse de sus labios, percatandose de las cosas que había dejado escapar, un grito se apodero de su mente regañandose... neuvamente, miro a Dellios tratando de esconder su verguenza, desvio levemente su mirada y otro mechon de cabello cayó suavemente por su rostro, miro a su alrededor, y vio a la chica, a Katherine, conversando con aquel muchacho, suspiro y volvio a ver a Dellios -am... tu y... ella..., Katherine... que... tipo de relación tienen?-por fin se deshizo de aquella pregunta y con un nudo en el estomago espero la respuesta ansiosa

Miré sorprendida a mi acompañante. Y me reí. Fuertemente. No podía creer que se hubiera tragado mi afirmación respecto al...embarazo.

-Si estuviera preñada, se acabarían mis correrias por este ancho mundo. Por no hablar de el no poder pelear, cosa que sería una desgracia...- observé alegremente cómo Rextrom me ofrecía aquella bebida que sonaba tan deliciosamente apetecible.

-Muchas gracias. Eres muy amable. A cambio, deja que te invite yo a algo de comer. Pide, que el que paga...- saqué un diminuto saquillo que, al zarandearlo, tintineó al ritmo del dinero que contenía. Entonces fue cuando la bolsita se escurrió de mis dedos y acabó en manos ajenas.

-Devuélveme eso inmediatamente- ordené, sin tan solo molestarme a más que agarrar el brazo del pequeño o gran ladronzuelo, arrastrarlo hasta la mesa y amenazarle con el cuchillo -O te corto algo que, seguramente, echarás de menos.

Me alegre de si riera aunque fuera por mi ingenuidad parecía algo mas relajada con esta tontería que había pasado, aunque le intentaron quitar su saquillo con las monedas, ella fue muy rápida de reflejos pese al estado en el que se encontraba, estaba en plena forma.

-Te aconsejo devolverselo, te puedo asegurar que habla seriamente. No creo que este para juegos así que mas te vale hacerlo.

Mire a mi acompañante y le sonreí.

-Buenos reflejos Khaterine, aunque creo que deberías ser algo mas dura.

Solté una carcajada, el ladronzuelo no savia con quien se metía, realmente creo que había elegido una víctima muy incorrecta.

Le sonreí encantado ante su respuesta, realmente quería guardarme esa carta para más tarde, porqué deseaba que hubiese un más tarde.

Cuando me disponía a escuchar su pregunta, y para que negarlo, con cierto nerviosismo infantil, llegó el camarero. Cojonudo, seguro que estoy solo y no viene una puñetera mosca a molestar...

-Una cerveza-mascullé con cierta tirantez, y creo que lo asusté, pues se largo más rápido de lo que podían soportar sus rollizas piernas.

Una vez observé como se alejaba, respiré para tranquilizarme y volví a mirarla, dándole pie a hablar. Y mientras lo hacía, me puse tenso. La manera extremadamente tierna en que pronunciaba las palabras, entrecortadas por su propia respiración hizo que se me creara un nudo en la garganta, allí donde residian mis cuerdas vocales, estrangulándome en silencio. Titubeé y tosí, separando la camisa de mi cuerpo por el cuello. Entonces me serené al compás de sus palabras, y escuché su pregunta.

Que ricura, pensé, con el corazón en un puño. Yo, que soy mas cazurro que un puñado de burros no me había dado cuenta de nada, abrumado por mis propios fantasmas.

Se inclinó, y ello condujo un pequeño mechon al suicidio entre sus hombros. Creo que algo dentro de mi hizo Clik.

Y me incliné, con la respiración entrecortada, como si un enano bastardo aporrease mis pulmones con un par de martillos. Mis cabellos se me adelantaron, y la tocaron antes de que mi mano llegase a su mejilla. Por un instante me sentí perdido, como si sus azulados ojos me hubieran tirado de la cama, pero cuando noté su piel en mi propia mejilla, sentí como mis pies tocaban suelo de nuevo. Su respiración se cortó, y temí por un instante haberla asustado, pero no quería echarme atrás.

Si ella quería detenerme, no se lo impediría.

-Cazador de posesiones ajenas...- ronroneé, sin dejar de sonreír. El brazo que sujetaba tembló un instante al notar el cuchillo apretarse ligeramente sobre su dedo. Dejó el saquillo inmediatamente, pero mi agarre no se aflojó.

-Rextrom, amigo mio...- susurré, macabra pero seductoramente -¿Hay alguna parte del cuerpo de este tipo que te moleste a parte de sus ya sentenciados dedos? Porque ya que estoy...

El cuchillo perforó un poco más la piel del ladronzuelo. El hombre ahogó un chillido de dolor. Porque, sabía, que si se quejaba, lo descubrirían.

-Puedo cortar y rasgar todo cuanto nos apetezca.

Me rei un poco de la situacion, no savia si seria verdad o solo queria asustarle muchisimo.

-Siempre se le puede cortar el organo reproductor seguro que lo aprecia.

Mire a Khaterine y al pobre ladronzuelo, se notaba que estava muy asustado. Me levante y le susurre a Katherine.

-No le agas daño porfavor no quiero que enpieze a oler a sangre estropearia aun mas este dia.

Despues de eso me volvi a sentar y mire que hacian nuestros otros dos compañeros., pero enseguida aparte la mirada y volvi a contemplar la escena que tenia jsuto alado ya que era algo mas inportante.

La respiración de Dellios cerca de su rostro, su rostro sobre la mano de Dellios, Ilyria sintio como un escalofrio recorria su columna vertebral provocando que ella se hiciera más adelante, puso su mano suavemente sobre el brazo de Dellios y perdida en sus ojos, aguardando en silencio aquello que había estado deseando desde hace mucho se dejo llevar. " no lo hagas... no ahora... no..."su mente, conciencia se escuchaba lejana, lso sonidos risas, carcajadas incluso el pesado aroma de los borrachos del bar se escuchaban y sentian lejanos.

el nudo de su estomago subio a su garganta, se deshizo de la voz en su mente y solo se dejo lelvar por aquellos ojos profundos, elevo su otra mano y con la llema de sus dedos acaricio el rostro de Dellios, trato de pronunciar algunas palabras pero temia arruinar todo, aguardo en silencio aquellos segundos que se hacian eternos

Miré a Rextrom con una sonrisa. El cuchillo resbaló hasta clavarse en la mesa. Logrando que el ratero cayera al suelo del susto. Me dio la risa, no podía evitarlo. Eran tan simples...

-Lárgate, ahora que aún me siento mínimamente compasiva. ¡Y estas de suerte que mi amigo no te quiera ver echo trocitos!- tras tan macabra broma, solté el brazo de aquél pilluelo al que acababa de nombrar mi juguetito.

Y, entonces, reparé en Dellios, al cual hacía rato al que no le prestaba atención. Un grito de sorpresa casi escaló mi garganta, teniéndolo que ahogar con mis manos para evitar llamar su atención. Me sonrojé a una velocidad alarmante, teniendo que apartar la mirada, intentando abstraerme mirando a los intensos ojos rojos de Rextrom.

-Qué cabrón...- reí entre dientes.

Miere como se fue corriendo el ladronzuelo parecia que fuera a caerse en cuaquier momento al suelo. No pude evitar reirme un poco de el.

-Pobrecito se tendra que comprar ropa interior nueva.

Mire a mi acompañante, me miro fijamente a los ojos, parecia que le atraian algo, parecia celosa no pude evitar sonrojarme algo tras aquella mirada, no estaba acostumbrado a que mantuvieran tanto rato la mirada en mis ojos, a la malloria les solia dar miedo o evitavan hacerlo.

-Parece que tu amigo esta echo todo un ligon.

Exhalé deseoso, anisoso por besarla.

No me esperaba aquel contacto, no esperaba que su piel fuese tan suave a través de mi barba, no me esperaba nada de aquello...

Y no pude controlarme más. Adelanté mi otra mano, la que había estado sometiendo para no perder los papeles, y con ella, agarré delicadamente su cintura para atraerla hacía mi mientras la besaba.

Al primer momento me asusté, todo hay que decirlo. Había besado infinidades de mujeres, centenares de labios distintos, pero no los besaba de verdad. Ajuntaba los labios y interambiaba saliva, nada más.
Me asusté, tensé los labios y quise marcharme. Pero al momento cambié de opinión, incluso me fustigé por tal estupidez.

Sus labios eran todo ternura. El deseo no desapareció, se acrecentó, solo que cambió de expresión. Aflojé mi agarre en torno a su cintura, esta vez, notando su piel ardiendo bajo mi tacto. Y me permití acariciar sus labios con los mios, relamiendolos con picardia pues notaba como el alcohol nos había resecado a ambos. Entonces me ergí, sin poder evitarlo, pues unas cosquillas me estaban mordiendo el estomago, pero sin permitir que aquello cesara el prolongado beso. Reí al doblegarme de nuevo, pasando la mano que tenía aposentada en su mejilla hasta su nuca, deslinzándola entre su fogosa cabellera.

-Creo que nos miran-comenté sin resuello, observando con picardia al muchacho paradito que acompañaba a Katherine, el cúal no nos quitaba ojo, con fracasado disimulo.

La mano de Dellios se deslizo por su cintura, como un iman atrayendo el metal, así se sintio Phoenix, al ser atraida al cuerpo de Dellios, apoyo una de sus manso al pecho de este meintras que con la otra acariciaba el rostro de aquel hombre.

sus labios besaron suavemente los de su acompañante, mientras que el mundo para ella parecia distante y oscuro, las cosquillas en su estomago se acrecentaron, e inconcientemente se apego más al cuerpo de este.

Dentro de sumente su conciencia queria que lo soltara y saliera, pero por alguna razón la acallaba dejandose llevar por aquel interminable beso, sentia cada movimeinto de sus besos y manos sobre su piel elevado a la máxima potencia. dejo escapar un suspiro entre los besos, dejo de pensar, y depronto era solo sentir.

El comentario de Dellios la trajo suavemente a la realidad, su voz, sus ojos, todo parecia pertenecer a otro mundo, penso que su mirada debía ser de una tonta, suspiro, ya no podía controlarse, al menos por ahora, giro su cabeza suavemente mirando ahcia donde se encontraban los otros, y dejo escapar un suspiro nuevamente, noto como la mirada de Katherine se escondia en la furtividad, y como la de su acompañante se pegaba a ellos, Cerro los ojos levemente y volvio a mirar a Dellios a los ojos

-tienes razón... ¿que hacemos?-Su voz susurrante lelgaba suavemente a los oidos de Dellios, el momento parecia perfecto, hasta que el cantinero azoto literalmente el vaso de agua y la botella de cerveza contra la barra, Ilyria apreto su mano sobre la camisa de Dellios sobresaltandose

Intenté acallar un quedo gemido cuando noté su acalorada mano posarse sobre mi pecho, pues la fina tela que lo tapaba no consiguió refrenar la sensación de placer.

Intenté reprimir el ronroneo que gimiteaba mi pecho al contacto de tan acalorado cuerpo, pues en ese momento sentí como avanzaba unos centímetros, hasta situarse frente a mi. Dios, suspiré interiormente, me va a dar un ataque...

Acallando a todos mis instintos, la seguí besando. La ternura había pasado a pasión, y en ella se debatía la desesperación por hacerla mia. Y en mis besos se reflejó esa ansia, pues la atraje hacía mi, con cuidado por supuesto, y jugeteé con su lengua. Al principio me refrené, pues parecía asustada, y me contuve como pude. Pero eso no hizo que afojase mi agarre, no tenia intención de soltarla hasta que el chasquido de las bebidas nos interrumpio.

-Lárgate-lo, prácticamente amenazé, lanzándole unas mondas al suelo, y me maldije por haberme dejado llevar de aquella manera, no quería estropearlo todo por la jodida testosterona.

La miré de nuevo, y noté como me miraba, agazapada entre mis brazos y de como me acariciaba el rostro con timidez. Eso me bastó para saciarme, de momento.

-Invitemosles-le sugerí, incorporándome un poco para que pudiesen verme mejor- No quiero que agredan a más ladronzuelos-bromeé, mientras les hacía un gesto bien claro para que se nos acercasen. Cuando les alerté, acerqué su rostro al mio con una mano, mientras que con la otra la rodeaba tiernamiente- No quiero que esto acabe aquí, quiero que nos veamos donde tu quieras. Pero quiero verte otra vez-le susurré, con la mas tierna sonrisa que era capaz de recordar- Solo si tu quieres, por supuesto.

-Oh, Dellios es todo un profesional- comenté, con una alegre risa. Me alegraba por él. Odiaba que frecuentara malas compañías. Odiaba el hecho que se sumergiera en mares de alcohol y perfume barato de mujer sin moral. Y, en aquél momento, noté como la alegría y la tranquilidad me invadían, dejando que tan sanos sentimientos recorrieran mi cuerpo, relajando mi postura, acomodándome en la completamente inconfortable silla.

Al fin llegó mi bebida. Sonreí, mostrando todos mis dientes con la mueca.

-Salud, Rextrom. Brindemos

Paré unos instantes, para meditar por qué iba a brindar. Sonreí.

-¡Por el floreciente amor!

Miré con sorna el gesto de invitación de Dellios, y negué con la cabeza.

-Yo no voy, hermano- le advertí, con una sonrisa pícara -¡Aún no he terminado con mi bebida!

Miro hacia la mesa sonde se encontraban Katherine y su acompañante y rogo porque ellos, no vinieran, solo queria estar con Dellios, aqui, ahora, miro a Katherine hacer el gesto de desaprovación y sonrio alivida queriendo hacerle sentir a Katherine su agradecimiento, se acurruco al pecho de Dellios nuevamente como un gato se acurruca a la luz del sol, cerro los ojos y le acaricio el pecho, para luego elevar su mirada y besarlo una vez más.
Los labios d eDellios, aprecian un embriagante que licor que la ataban ataban a él, solo sentirlo a su lado, no queria nada más... tal ves si... pero, acallo cualquier pensamiento y se dedico a sentir cada eterno segundo.

La sonrisa de Dellios, provoco uan leve sonrisa en Phoenix, la cual sin mediar respuesta beso nuevamente sus labios suavemente, pera luego separarse unos centimetros.

-Cuando... - no sabia bien que responder... ¿porque pensar en la posibilidad de separarse si estaba con el ahora?

-Si eso parece, Me parece que no quieren que les miremos, salimos un rato fuera de este tugurio a tomar el aire.

Me acave el liquido que habia en mi jarra, me cruze de brazos esperando que Khaterine me diera una respuesta. Si saliamos seguro que la parejita estaria mas comoda. Puede que asi se consiguiera relajar algo mas mi acompañante.

-Cuantas emociones en un mismo dia, desde peligrosas a divertidas como este rato.

Sonrei y page las bebidas de mi compañera.

Miré con gratitud a Rextrom, al que le obsequié mi más amplia sonrisa. Esperé que supiera apreciarla, pues era una mueca que no todo el mundo podía ver a menudo.

Mi humor era excelente, mejorable en todo caso, pero en ese momento, mi humor no podía ennegrecerse con nada. ¡Ni que Azhian me engañara con otra mujer conseguiría molestarme!
Mi querido amigo estaba feliz, y lo más importante, sobrio. Los saludé a ambos desde lejos y seguí a Rextrom al exterior. El aire viciado del bar comenzaba a marearme, y su gesto me tranquilizó.

-Vamos, seguro que hace fresquito en las calles y podremos respirar aire puro